Dado el título del blog, estaba claro que este tema tenía que ser discutido tarde o temprano. El gato de Schrödinger, es un experimento mental que propuso el celebre científico para ilustrar lo absurdo que es aplicar la física cuántica al mundo macroscópico.
El experimento dice lo siguiente:
Encerramos a un gato en una caja cerrada herméticamente. Dentro de dicha caja situamos también un frasco con gas tóxico y un mecanismo que rompe dicho frasco. El mecanismo se activa si un átomo radioactivo situado dentro de este se desintegra. Si pasado el tiempo de semidesintegración el mecanismo no se ha activado, ya no se activará. El tiempo de semidesintegración es el tiempo para el cual un átomo radioactivo tiene un cincuenta por ciento de posibilidades de desintegrarse. por lo tanto, pasado ese tiempo, el átomo tendrá un 50% de posibilidades de haberse desintegrado y un 50% de no haberlo hecho. A su vez el gato tendrá un 50% de posibilidades de estar vivo y otro tanto de estar muerto.
Pero en física cuántica, los átomos y partículas adquieren todos los estados posibles. A esto lo llamamos principio de superposición. Este principio dice, resumiendo, que si una partícula puede adquirir tres estados, se encontrara en los tres estados simultáneamente. Esto hace que, transcurrido el periodo de semidesintegración, nuestro átomo no se habrá desintegrado, y al mismo tiempo, se habrá desintegrado. El mecanismo se habrá activado, pero no se habrá activado. La botella se habrá roto pero estará intacta. Y nuestro gato, estará vivo y muerto al mismo tiempo.
Suena ridículo. De hecho lo hes. Y es que este era el principal propósito de este experimento, demostrar lo ridícula que puede llegar a ser la física cuántica en ocasiones, y lo imposible que es intentar aplicarla al macromundo.
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